La “crisis judicial”
¿No hay hombre grande para sus servidores?
Hay un antiguo adagio que pontifica “No hay hombre grande para sus servidores”. -
Y nadie mejor que quién ha estado muchísimos años al lado de su jefe para conocerle sus virtudes y sus defectos.
Y como los seres humanos “de carne somos” subrayamos con rojo los defectos.
Esas debilidades son importantes no sólo para los empleados judiciales sino para los justiciables, por lo que es imprescindible prestarles seria atención.
El jefe del gremio judicial, con toda una vida en los tribunales locales, fue dolorosamente elocuente cuando expresó su opinión sobre los candidatos propuestos por el Poder Ejecutivo.
Antes de explayarse ante la insistencia periodística precisó que “ellos –por los propuestos- saben muy bien cual es su dependencia del poder” Son más de lo mismo...... .Pero no sólo ser obedientes, sino temerosos de los que mandan”.
Marcó con énfasis”: Hay una dependencia psicológica degradante”, y eso es lo más grave, que también ha sido advertido por los profesionales del derecho quienes conocen la “obediencia debida” que agravada con el “temor reverencial” tornan a los la justicia en una autómata servil, con las consecuencias actuales.
También Paredes dijo que “incluso uno de los propuestos fue reprobado en su examen para camarista”. - Será difícil en este clima llegar a una solución rápida en este tema tan actual como angustiante.
Lo cierto es que los tribunales están parados, atrasados, con juicios eternos, con la consiguiente consecuencia social y económica.
En San Luis hace mucho tiempo que NO HAY JUSTICIA, aunque solo ahora se ha tomado conciencia de la profundidad de la crisis.
La descomposición es muy profunda y comprende no sólo a los magistrados y funcionarios, cuya calidad intelectual ha sido puesta en la picota al prohibirles dictar cátedra en la escuela de policial sino también a los profesionales y empleados.
El mejor abogado, el “triunfador” es el que sacó a tiempo la patente de corzo judicial.
En San Luis no hay memoria de una sanción al “improbus litigator”, al litigante malicioso, que incluso mediante el fraude procesal o el acomodo, logra resultados que no están al alcance de los probos.
Si a la descomposición se le suma el “ambiente de pelea”, el clima de guerra que reina en San Luis, nubes negras se advierten en el horizonte.
CONTROL POPULAR
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