¿SAN LUIS VIRTUAL?
La cuestión ha excedido el plano sociológico clásico y merece un estudio psiquiatrico.-¿Y a Ud. que le parece?
Diagnosticaron PARANOIA.
¿O será otra más grave?
Estos trastornos se presentan mayormente en individuos de personalidad orgullosa, ególatra y desconfiada, a quien su estado de inseguridad los lleva a desarrollar conductas autosuficientes y de control hacia el entorno que los rodea. (haga Clic en comentarios ).-
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Dijo el Vicegobernador:
No comparto este criterio:
"No existe cura para la paranoia en casos extremos; solo el tratamiento siquiatrico con medicamentos, que puede atenuar sus características".
3 comentarios:
Recibimos la siguiente colaboración sobre temas de psicología de especial interés para el público.
La paranoia es un término psiquiátrico que describe un estado de salud mental caracterizado por la presencia de delirios autorreferentes. Se le denomina tambien como trastornos de ideas delirantes, ya que el paciente sufre delirios (percepciones y creencias sistemáticas y erróneas, desconectadas de la realidad y resistentes al cambio) de los cuales los más comunes y más conocidos son los de persecución y de grandeza. Estos trastornos se presentan mayormente en individuos de personalidad orgullosa, ególatra y desconfiada, a quien su estado de inseguridad los lleva a desarrollar conductas autosuficientes y de control hacia el entorno que los rodea. Elaborando complejos esquemas mentales acerca de imaginarios complots en su contra, tienden hacia la agresividad (verbal o física) hacia su entorno.
Entre algunas de sus características figura una elevada susceptibilidad hacia las manifestaciones que pueda recibir del resto de las personas. Gestos, palabras, expresiones pueden ser considerados de doble sentido, o con motivaciones ocultas, o traducirlos en signos de hostilidad hacia él.
En general, la personalidad paranoide es fruto de la conjugación de circunstancias de la vida, en donde personas que se han visto expuestas a situaciones altamente frustrantes terminan por desarrollar un exagerado narcisimo para compensar su baja autoestima. Esto provoca que se dispare en los mismos el mecanismo natural de proyección, en virtud del cual se tiende a atribuir a otros aquellos impulsos, fantasías, frustraciones y tensiones que nos resultan inexplicables, inaceptables e insoportables en nosotros mismos. A su vez, la exageración de las cualidades de la personalidad terminan en una suerte de iluminismo, por lo que el paranoico termina por elaborar rígidos esquemas de pensamiento, los cuales resultan incorregibles e impenetrables. A pesar de que la otra persona disponga de pruebas fehacientes que digan lo contrario, el paranoico siempre tiene la razón. Y la contradicción a su juicio la termina en traducir en prejuicio hacia él, confirmando sus complejas teorías de complot.
VARIEDADES DE LA PARANOIA
El paranoico elabora complejos esquemas de ideas delirantes, firmemente construidos y y de manera sistemática. Estas ideas delirantes se acompañan de trastornos del juicio y de la percepción, sin deterioro intelectual ni perturbación de las funciones instrumentales.
Hay variedades de delirios:
1. Delirios de reivindicación: Se caracterizan por tener una idea que prevalece sobre las demás, subordinando todas las conductas a un postulado fundamental. Los sujetos que los sufren poseen un temperamento vivo, receloso y susceptible; son fanáticos de la política, religión o reforma social. Sobre esta constitución paranoide desarrollan el delirio, debido a un fracaso o un conflicto. Se pueden ver tres tipos:
Los querellantes: Persiguen la defensa de su honor a ultranza con menoscabo de sus intereses.
Los inventores: Reivindican el mérito, guardando el secreto de sus experimentos, quejándose de ser desposeídos de la patente.
Los apasionados idealistas: Sueñan con sistemas políticos de paz universal. Su reivindicación es ideológica, atentando contra hombres políticos e instituciones.
2. Delirios pasionales: En ellos existe un núcleo afectivo, con trastornos alucinatorios, impulsividad y pasiones imaginarias. Dentro de estos delirios podemos distinguir :
El celotípico: Consistente en la transformación de la situación de la relación amorosa de la pareja, en una situación triangular. Se siente burlado y abandonado. Se funda su delirio en un montón de pruebas falsas y falsos recuerdos. Los sueños contribuyen a alimentar su pasión celosa.
El erotomaniaco: Es la ilusión delirante de ser querido, de ser amado, con sentimiento de orgullo y esperanza. Afirma que es el objeto (persona que ama), el que ha empezado a declararse. Termina con una frase de rencor, llegando a veces hasta el drama pasional.
El sensitivo de relación de Kretschmer: Afecta a personas menos agresivas, de carácter tímido, hipersensibles y con complejo de inferioridad. La persona se relaciona con un grupo (vecinos, familia o su cónyuge); esta persona es el centro de interés enojoso y humillante de un conflicto vivido con los demás. Reacciona con depresión. Es típico de los gobernantes y de las solteronas.
El de interpretación: Constituye una especie de locura razonante obedeciendo a una necesidad de explicarlo todo y descifrarlo todo. Interpreta erróneamente una situación normal (un saludo, una mirada). Por medio de esta interpretación transforman el mundo, construyendo el delirio sobre los temas: de persecución, envenenamiento, misión divina, etc.
CARACTERISTICAS DE LA PARANOIA
Las personalidades paranoides se caracterizan por unos patrones y unos rasgos de conducta que permiten distinguirlas y estudiarlas.
Evitación de la intimidad: se mantienen firmes en su postura, evitan la intimidad por temor a dar información que pueda ser utilizada como arma por sus enemigos.
Estado de alerta: se nota en el paranoide, cuando se le observa, el estado de alerta, de tensión. Es una persona que detecta el ataque y la infidelidad donde otros nada ven.
Rencorosos: están a la espera de la venganza. La sobre valoración, la intolerancia a la crítica, la auto justificación de los errores, el humor irónico y la necesidad del contrincante forman parte de los rasgos del trastorno paranoide.
Grandiosidad: porque tienen su propia manera de ver el mundo y le dan un alto grado de validez respecto de la forma en que lo evalúan los demás.
Hombres de dos caras: si se tiene la oportunidad de hablar con algún familiar o persona cercana, se verá que le paranoide tiene un tipo de conducta para los familiares o amigos y otra muy distinta para los que no lo son.
CONCLUSIONES
Como hemos visto, las personalidades paranoides se caracterizan por girar alrededor de la desconfianza. Son personas que únicamente tienen seguridad en su entorno y en la rutina de sus vidas. Por eso, cuando alguien desconfía de un sistema de creencias consensuado evidentemente debe formar, si no se desmorona como persona, su propio sistema de creencias. Éste se basará en un uso abusivo del razonamiento, de la interpretación, que formará una posición muy particular en relación con el resto de las personas. Utilizan básicamente un tipo de razonamiento deductivo donde los hechos particulares sólo confirman o no una determinada hipótesis. Estos prejuicios, hacen que interpreten las acciones de los demás como amenazantes y hostiles. Por ello, las persona paranoicas son obstinadas, rígidas y están a la defensiva. Tratan de buscar las claves que revelan las intenciones de los demás, buscan las llamadas segundas intenciones, la prueba que demuestre que están en lo cierto y que no se equivocan. Clasifican a las personas en dos grandes grupos: aquellos que están con ellos y los que están en contra. No existen los términos medios.
No existe cura para la paranoia en casos extremos; solo el tratamiento siquiatrico con medicamentos, que puede atenuar sus características. Y el tratamiento se dificulta por la conducta desconfiada del sujeto paranoide, que piensa que todo es parte de un plan hacia él. Como siempre en estos casos, la única manera en que se puede acceder al tratamiento es a través de un familiar y persona de confianza del individuo, que logre llevarlo a tratamiento siquiátrico.
Recibimos la siguiente colaboración sobre temas de psicología de especial interés para el público.
La paranoia es un término psiquiátrico que describe un estado de salud mental caracterizado por la presencia de delirios autorreferentes. Se le denomina tambien como trastornos de ideas delirantes, ya que el paciente sufre delirios (percepciones y creencias sistemáticas y erróneas, desconectadas de la realidad y resistentes al cambio) de los cuales los más comunes y más conocidos son los de persecución y de grandeza. Estos trastornos se presentan mayormente en individuos de personalidad orgullosa, ególatra y desconfiada, a quien su estado de inseguridad los lleva a desarrollar conductas autosuficientes y de control hacia el entorno que los rodea. Elaborando complejos esquemas mentales acerca de imaginarios complots en su contra, tienden hacia la agresividad (verbal o física) hacia su entorno.
Entre algunas de sus características figura una elevada susceptibilidad hacia las manifestaciones que pueda recibir del resto de las personas. Gestos, palabras, expresiones pueden ser considerados de doble sentido, o con motivaciones ocultas, o traducirlos en signos de hostilidad hacia él.
En general, la personalidad paranoide es fruto de la conjugación de circunstancias de la vida, en donde personas que se han visto expuestas a situaciones altamente frustrantes terminan por desarrollar un exagerado narcisimo para compensar su baja autoestima. Esto provoca que se dispare en los mismos el mecanismo natural de proyección, en virtud del cual se tiende a atribuir a otros aquellos impulsos, fantasías, frustraciones y tensiones que nos resultan inexplicables, inaceptables e insoportables en nosotros mismos. A su vez, la exageración de las cualidades de la personalidad terminan en una suerte de iluminismo, por lo que el paranoico termina por elaborar rígidos esquemas de pensamiento, los cuales resultan incorregibles e impenetrables. A pesar de que la otra persona disponga de pruebas fehacientes que digan lo contrario, el paranoico siempre tiene la razón. Y la contradicción a su juicio la termina en traducir en prejuicio hacia él, confirmando sus complejas teorías de complot.
VARIEDADES DE LA PARANOIA
El paranoico elabora complejos esquemas de ideas delirantes, firmemente construidos y y de manera sistemática. Estas ideas delirantes se acompañan de trastornos del juicio y de la percepción, sin deterioro intelectual ni perturbación de las funciones instrumentales.
Hay variedades de delirios:
1. Delirios de reivindicación: Se caracterizan por tener una idea que prevalece sobre las demás, subordinando todas las conductas a un postulado fundamental. Los sujetos que los sufren poseen un temperamento vivo, receloso y susceptible; son fanáticos de la política, religión o reforma social. Sobre esta constitución paranoide desarrollan el delirio, debido a un fracaso o un conflicto. Se pueden ver tres tipos:
Los querellantes: Persiguen la defensa de su honor a ultranza con menoscabo de sus intereses.
Los inventores: Reivindican el mérito, guardando el secreto de sus experimentos, quejándose de ser desposeídos de la patente.
Los apasionados idealistas: Sueñan con sistemas políticos de paz universal. Su reivindicación es ideológica, atentando contra hombres políticos e instituciones.
2. Delirios pasionales: En ellos existe un núcleo afectivo, con trastornos alucinatorios, impulsividad y pasiones imaginarias. Dentro de estos delirios podemos distinguir :
El celotípico: Consistente en la transformación de la situación de la relación amorosa de la pareja, en una situación triangular. Se siente burlado y abandonado. Se funda su delirio en un montón de pruebas falsas y falsos recuerdos. Los sueños contribuyen a alimentar su pasión celosa.
El erotomaniaco: Es la ilusión delirante de ser querido, de ser amado, con sentimiento de orgullo y esperanza. Afirma que es el objeto (persona que ama), el que ha empezado a declararse. Termina con una frase de rencor, llegando a veces hasta el drama pasional.
El sensitivo de relación de Kretschmer: Afecta a personas menos agresivas, de carácter tímido, hipersensibles y con complejo de inferioridad. La persona se relaciona con un grupo (vecinos, familia o su cónyuge); esta persona es el centro de interés enojoso y humillante de un conflicto vivido con los demás. Reacciona con depresión. Es típico de los gobernantes y de las solteronas.
El de interpretación: Constituye una especie de locura razonante obedeciendo a una necesidad de explicarlo todo y descifrarlo todo. Interpreta erróneamente una situación normal (un saludo, una mirada). Por medio de esta interpretación transforman el mundo, construyendo el delirio sobre los temas: de persecución, envenenamiento, misión divina, etc.
CARACTERISTICAS DE LA PARANOIA
Las personalidades paranoides se caracterizan por unos patrones y unos rasgos de conducta que permiten distinguirlas y estudiarlas.
Evitación de la intimidad: se mantienen firmes en su postura, evitan la intimidad por temor a dar información que pueda ser utilizada como arma por sus enemigos.
Estado de alerta: se nota en el paranoide, cuando se le observa, el estado de alerta, de tensión. Es una persona que detecta el ataque y la infidelidad donde otros nada ven.
Rencorosos: están a la espera de la venganza. La sobre valoración, la intolerancia a la crítica, la auto justificación de los errores, el humor irónico y la necesidad del contrincante forman parte de los rasgos del trastorno paranoide.
Grandiosidad: porque tienen su propia manera de ver el mundo y le dan un alto grado de validez respecto de la forma en que lo evalúan los demás.
Hombres de dos caras: si se tiene la oportunidad de hablar con algún familiar o persona cercana, se verá que le paranoide tiene un tipo de conducta para los familiares o amigos y otra muy distinta para los que no lo son.
CONCLUSIONES
Como hemos visto, las personalidades paranoides se caracterizan por girar alrededor de la desconfianza. Son personas que únicamente tienen seguridad en su entorno y en la rutina de sus vidas. Por eso, cuando alguien desconfía de un sistema de creencias consensuado evidentemente debe formar, si no se desmorona como persona, su propio sistema de creencias. Éste se basará en un uso abusivo del razonamiento, de la interpretación, que formará una posición muy particular en relación con el resto de las personas. Utilizan básicamente un tipo de razonamiento deductivo donde los hechos particulares sólo confirman o no una determinada hipótesis. Estos prejuicios, hacen que interpreten las acciones de los demás como amenazantes y hostiles. Por ello, las persona paranoicas son obstinadas, rígidas y están a la defensiva. Tratan de buscar las claves que revelan las intenciones de los demás, buscan las llamadas segundas intenciones, la prueba que demuestre que están en lo cierto y que no se equivocan. Clasifican a las personas en dos grandes grupos: aquellos que están con ellos y los que están en contra. No existen los términos medios.
No existe cura para la paranoia en casos extremos; solo el tratamiento siquiatrico con medicamentos, que puede atenuar sus características. Y el tratamiento se dificulta por la conducta desconfiada del sujeto paranoide, que piensa que todo es parte de un plan hacia él. Como siempre en estos casos, la única manera en que se puede acceder al tratamiento es a través de un familiar y persona de confianza del individuo, que logre llevarlo a tratamiento siquiátrico.
EL SERVILISMO
Se deriva de servil, relativo a la conducta de siervos, criados o sirvientes de librea. Es la humillante adhesión ciega y apasionada y generalmente interesada, de individuos mediocres que se postran y bajan la cerviz con suma facilidad ante cualquier autoridad, personaje o factotum de los que esperan favores y pitanzas o en otras ocasiones, la simple figuración o acomodo a supuestas expectativas. Sus objetivos son siempre subalternos. Los serviles son muy proclives a gastarse en lisonjas, si se trata de simples ciudadanos. Si se trata de funcionarios, alcaldes u otras funciones, se desatan en conferir premios, medallas, diplomas, condecoraciones, otorgamientos de honores a favor de los que ostentan algún poder. No deliberan no disciernen no analizan, llevan anteojeras y sólo miran aquello que creen en que les es coyunturalmente conveniente para sus apetencias, sus temores o sus miedos. Son los ases del oportunismo y la adulonería.
Especializados en conceder honores y pleitesías, sin tasa ni medida, utilizan la lisonja fácil y la adulación sin tregua, y como émulos del amigo más fiel del hombre, están prontos a pedir y aceptar huesos que roer. El servil utiliza la genuflexión a manera de inversión para el supuesto logro de calculados beneficios posteriores y a veces sólo para sentirse importantes y engatusar a sus semejantes por medio de la ostentación y el engaño.
El servil tiene necesariamente que ser hipócrita, es decir, llevar como metodología la mentira permanente haciendo de esta conducta una forma de vida vil. No le interesa la deshonra y permanece o vegeta haciendo de la hipocresía sistematizada su modus vivendi, su instrumento de llegada al amo, al que adula, le acomoda la chaqueta y le limpia la alfombra por donde debe transitar.
Históricamente el servilismo ha caminado siempre de la mano de la corrupción y en este aspecto el Perú ha sido un campo fecundo. Ya Gonzalez Prada decía que los serviles en la política son como el rucio que agacha las orejas y hace que entiende. Y Manuel Atanasio Fuentes, en su obra”Los Aletazos del Murciélago”, reproduce las cartas lisonjeras y lloronas de los aspirantes a diputados u otros cargos. La historia republicana del Perú está repleta de conductas serviles de los que no tuvieron límite para la adulación. Probablemente, el oncenio del dictador Augusto B. Leguía sea el más elocuente en materia de tales conductas que al tirano le llenaron de lauros: Llamaron a su régimen político el siglo de Leguía, en 1919 se llegó a decretar un día feriado para celebrar el cuarto de siglo de sus funciones públicas. El servilismo lo bautizó de “Leguía el grande”, “salvador de la patria”, “el nuevo Mesías”, “hijo de la democracia” “prócer de la República”, “maestro de la juventud”, “benefactor del Perú”,”reconstructor de la nacionalidad”. Sólo el corajudo y digno poeta Porfirio Barba Jacob se ganó la furia vengativa de Leguía por no haberle aceptado la ignominia de escribirle su biografía de manera que fuese igual a la de Bolívar.
Es que los tiranos, los aduladores de la plebe como Picístrato saben perfectamente quienes le son útiles como pongos, cortesanos diestros en doblar las rodillas y pronunciar mil veces “sí señor”. De aquellos que están prestos a cambiar las tarjetas de presentación de sus viejos amos tan pronto como éstos son sustituidos por los nuevos, ante quienes se vuelven a postrar con igual facilidad hasta para servirles delatando a sus antecesores.
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