los mapuches chilenos - lanacion.com
Tendrían apoyo argentino los mapuches chilenos. Una fiscalía trasandina investiga si recibieron armas desde Neuquén. Noticias de Información general: ...No deje de leerlas para entender lo de PIONERO.-
www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1189515 -
Gentileza de http;//puntania.blogspot.com
UNA VEZ BORRACHO ASESINO A NUEVE DE SUS ESPOSAS"Pincén era un indio
nacido en Carhué y que
hizo su fama en prácticas
malhabidas":
CUATRERO Y ASESINO
IMPLACABE
¿De dónde había venido Pincén? ¿Cuál era su origen? Algunos decían que había nacido en Guaminí. Pero para fuentes consultadas por el historiador, diplomático, periodista y académico Estanislao Zeballos, Pincén era un indio nacido en Carhué y que hizo su fama en prácticas malhabidas: creció haciendo viajes desde la pampa de Buenos Aires a los valles andinos, traficando ganado robado en la República Argentina para llevarlo a Chile, "donde los indios eran recibidos como mercaderes honrados, mientras en nuestros campos dejaban marcado su paso con sangre y cenizas. En Chile les era comprada la hacienda a razón de un poncho por vaca, una botella de caña o aguardiente por yegua, como precios corrientes, sin perjuicio del negocio de prendas de plata, cuentas, armas y abalorios".
También de acuerdo con esta versión, recreada en el libro de Zeballos, Episodios en los territorios del sur (1879). "La fama de Pincén subió de grado en los pagos andinos y lograba arrastrar en sus correrías y aventuras nuevos mocetones araucanos que, cediendo al espíritu aventurero y a la codicia, lo acompañaban a buscar fortuna; y como la bola de nieve, la clientela de Pincén aumentaba sin cesar." En su libro Pincén, mito y leyenda, el historiador Juan José Estévez reseña varias teorías contradictorias sobre el origen del cacique. Como la del historiador y antropólogo Milcíades alejo Vignati quien asegura que los rasgos de Pincén no son los rasgos de un indígena cien por ciento. "Indudablemente hay mezcla, hay sangre india pero atenuada; casi podría asegurarse que no es fruto de primera mestización: es decir que uno de los abuelos ha sido el portador de la sangre indígena." O la de otro historiador; Dionisio Schóo Lastra quien, en La lanza rota (1951), cuenta que las ancianas de la tribu de Pincén recordaban que el cacique era hijo de una cautiva cordobesa de Río Cuarto y que de ella había heredado el ser ladino (conocer los dos idiomas y, por eso, podía precaverse más que los demás) y la audacia que siempre mostró. Según Schóo las ancianas contaban que Pincén había heredado el cáracter de su madre, una cautiva blanca de Río Cuarto que se enamoró de un joven capitanejo que tenía por vocación el "amansar fieras", o sea, dedicado a la crianza y adistramiento de pumas americanos y que por ello desde joven lo llamaban Ayllapan (ailla=nueve, pangui=león o puma).
De la unión de ambos nació Pincén, quien fue un eximio cazador y adiestrador de pumas, actividad que habría aprendido de su padre. De contextura atlética y robusta, con su metro ochenta de altura, Vicente Pincén se destacaba por sobre las siluetas de los demás indígenas. Frente a un ejército poderoso y pertrechado, su nombre comenzó a ser leyenda en su juventud en la zona de Pergamino por vencer a los militares con ingenio y ferocidad. Se contaba por ejemplo la vez en que Pincén y cien de los suyos volvían de un malón con cerca de 4.000 potros arrebatados de las estancias del lugar. "Dieron contra un cuerpo de línea que los aguardaba pie a tierra, cerrándoles con las bocas de sus armas el paso entre los cañadones. Los indios, sintiéndose perdidos, se volvieron a mirar al cacique como requiriéndole que resolviera la situación. Pincén, con un golpe de vista de buitre, improvisó con sus hombres una manga y lanzando por entre ella a los 4.000 potros espantados, los llevó contra los soldados que resultaron pisoteados y dispersos. Pincén ganó el desierto sin una baja y con todo el arreo"Las pretensiones de los mapuches
Integrantes de la etnia afincada en el sur argentino reclaman tierras y hasta demandan un régimen de autonomía
Cincuenta y cinco comunidades indígenas del sur argentino han entablado, de manera no siempre pacífica, una serie de reclamos que incluye la posesión de tierras que han ocupado con el pretexto de haber sido sus propietarios en tiempos remotos, y hasta han demandado la concesión de un estatuto de autonomía "como los catalanes la tienen en España". Ya ha habido enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y los dueños de las tierras usurpadas mientras el gobierno nacional y el de la provincia de Neuquén -foco de esta conflictiva situación- parecerían no atribuirle a esta cuestión la importancia que realmente tiene.
El vocero e ideólogo de la denominada Confederación Mapuche del Neuquén, Jorge Nahuel, ha reivindicado la apropiación de terrenos de los cuales, desde su particular punto de vista, habrían sido despojados sus hermanos de raza, aunque no todos ellos comparten esas pretensiones y las modalidades violentas de ponerlas en práctica. "Reclamamos del Estado un reconocimiento territorial -expresa- en el que podamos tener control, uso y administración de nuestros recursos naturales." Este punto de vista ha redundado en la siempre condenable ocupación por la fuerza de campos, complejos turísticos, escuelas y un templo, toma de municipalidades, cortes de caminos y un planteo de posesión sobre el cerro Chapelco.
Entretanto, quienes presentan títulos legítimos de propiedad sobre esos lugares no se han quedado de brazos cruzados. Acusan a los activistas indígenas de connivencia con los mapuches chilenos, de estar infiltrados por organizaciones de extrema izquierda y de mantener relaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y con el Batasuna vasco, brazo político de ETA. Llegan, incluso, a sostener que en uno y otro lado de la cordillera de los Andes bulliría la intención de restablecer el antiguo reino de la Araucania.
Algunas de las aspiraciones indígenas han sido satisfechas: en Villa Pehuenia, los mapuches han recibido 10.000 hectáreas, donde han levantado con éxito un pequeño centro de esquí sobre el que ondea la bandera distintiva de la etnia. Como contrapartida, en Quillén, a unos 15 kilómetros del centro de Aluminé, una comunidad mapuche decidió invadir un campo de pastoreo privado para alimentar a su ganado, pero la Justicia le ordenó a la policía que lo desalojase; esto dio motivo a un duro enfrentamiento con heridos de ambos bandos y cinco detenidos.
A fines del mes próximo, serán juzgados en Zapala otros 11 mapuches involucrados en la toma de un campo. El tema no es menor. En los últimos días, en Chile hubo graves confrontaciones con las fuerzas de seguridad a raíz de incursiones de similar tenor y origen dispuestas por la propia presidenta Michelle Bachelet.
Tampoco es referencia de poca monta el hecho de que en todos los pueblos originarios estén reclamando posesiones ancestrales que abarcan 15 millones de hectáreas y que siga pendiente de cumplimiento la ley 26.160, que de acuerdo con el artículo 75, inciso 17, de la Constitución Nacional, dispone el relevamiento territorial de esas áreas y el estudio de los títulos de propiedad vigentes sobre esas tierras.
Sin embargo, no pocos estudiosos de la Patagonia les niegan, con fundados argumentos, a los mapuches esa condición de pueblo originario. Cabe citar el libro Poblaciones indígenas de la Argentina , de Canals Frau, en que el autor consigna: "?los araucanos representan el último de los elementos indígenas establecidos en nuestro país, proceden de Chile y su inmigración es relativamente reciente: hasta se puede decir que todavía perdura en la actualidad, pues la infiltración comenzada dos siglos y medio atrás sigue produciéndose a lo largo de las fronteras de la Patagonia?".
Es evidente que la atmósfera política argentina está recargada de situaciones de tensión, cuando no francamente violentas. Sería positivo, entonces, cuanto se hiciese para contribuir a atemperarlas y solucionarlas. Estos planteos de ciertos sectores de las comunidades mapuches deberían ser afrontados con la sana intención de resolverlos antes de que se tornen más graves. Ello sin que medien intereses políticos espurios, con absoluta ecuanimidad y, es obvio, con estricto apego a las disposiciones de nuestra ley fundamental y de la legislación vigente, incluyendo el unánime respeto por el inalienable derecho de propiedad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario