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24.4.10

LOS CHICOS SE COMPORTAN COMO LO QUE VIERON EN SU HOGAR

Un cadete de la escuela Juan Vucetich denunció torturas

La Impunidad se Enseña en "Casa".-


"EN LA COMISARIA LE COCINAMOS
EL ASADO QUE COMEN LOS JUECES"



UN BOTON DE MUESTRA DE LA CARNE QUE PREPARARON

RADIOGRAFIA DE LA POLICIA MATONA

El informe forense habla de “dolores difusos”, “rodillas indoloras” y “una herida puntiforme” en la mano; pero no dice nada sobre hematomas ni fracturas. Roberto Cipriano, del Comité contra la Tortura de la Comisión Provincial por la Memoria, visitó al cadete a las 4 de la tarde de ayer y no opina lo mismo: “Estaba destruido, no paraba de llorar e incluso en un momento se desvaneció. Nosotros vimos hematomas que se estaban borrando y hay que tener en cuenta que después del agua helada es difícil que se noten los hematomas. Por eso no me llama la atención que por parte de la Justicia y la institución policial intenten encubrir el asunto. De hecho, le pidieron que no hiciera la denuncia".


LA MALDITA NO DESCANSA

Un cadete de la escuela Juan Vucetich denunció torturas por parte de sus jefes
Carlos Ferreira fue internado en grave estado tras permanecer doce horas en una pileta con agua helada, según su padre. Lo apredrearon, le pincharon una mano con agujas y le hicieron firmar la baja. El chico aun quiere ser policía. Tiene 19 años. 06:00 24.04.2010 En la Vucetich. Los auditores interrogaron a los compañeros del denunciante, pero éstos dijeron que no vieron nada que les llamara la atención.

En la Vucetich. Los auditores interrogaron a los compañeros del denunciante, pero éstos dijeron que no vieron nada que les llamara la atención.



Dicen que cualquier policía bonaerense que haya egresado en los últimos tiempos de “la Vuce” –la Escuela de Policía Juan Vucetich– puede contar miles de historias escalofriantes.

Carlos Ferreira tiene 19 años y anoche permanecía internado en el Hospital San Juan de Dios, de La Plata, donde contaba a quienes quisieran escucharlo su propia historia escalofriante: una que se inicia con el sueño de empezar una carrera y termina con una tortura prolongada que incluye golpes y vejaciones en una pileta durante doce horas. Públicamente, el que habló fue su padre, Jorge.
“Yo no lo mandé así, lo mandé entero. No sé por qué me lo mandan así”, dijo. Sin embargo, el auditor general de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad bonaerense, Manuel Sandberg Haedo, afirmó que “no surgió ningún elemento de prueba que pudiera avalar la denuncia”.

Cuando el padre del cadete detalló el martirio, dijo que su hijo había ingresado el lunes a la escuela, entusiasmado, pero en la noche del miércoles todo se oscureció: “Había quedado en una guardia desde las 12 de la noche y tuvo que proceder en un supuesto intento de fuga de una persona que, cuando la redujo, resultó ser un oficial que en el forcejeo se había lastimado la cabeza contra un marco. A partir de ese momento le empezaron a pegar palazos, le hincaron agujas en la mano y lo tuvieron desde las 2 de la mañana hasta las 2 de la tarde dentro de una piscina helada sin poder hacer pie. Le tiraban piedras para que las juntara en el fondo”.

Según Ferreira padre, sólo sacaron a su hijo del agua cuando se dieron cuenta de que el gobernador Daniel Scioli se estaba acercando para participar de un almuerzo en la Escuela. “Lo retiran del agua semidesmayado y cuando se recupera lo siguen bailando porque no quiso firmar la baja”, agregó el padre. El asunto no terminó ahí: luego lo habrían obligado a ir y volver de rodillas hasta la puerta de la Escuela cuatro veces, cargando valijas propias y ajenas, para completar una distancia de un kilómetro.

Al final, lo echaron. Casi sin energías Ferreira llegó hasta una estación de tren, donde se desmayó y recibió la ayuda de una señora que le dio unas monedas para subirse a un colectivo. “Le dijeron que ya sabían dónde vivía y que lo iban a encontrar en la calle”, señaló el padre.

El jefe de la policía bonaerense, Juan Carlos Paggi, admitió que no le supo explicar a la familia qué fue lo que había pasado, pero se jactó de dar “una respuesta médica, psicológica y policial” para asistirlo y de promover una investigación de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad.

Puertas adentro, la escuela es un hervidero. Y no es la primera vez que la pileta aparece como escenario de una de esas historias escalofriantes: dicen que hace un año un cadete perdió tres dedos al lastimarse con la amoladora mientras hacía tareas de refacción, una práctica que no sería extraña a los aspirantes. Todos ellos –más de setenta– fueron entrevistados ayer por una quincena de inspectores de Asuntos Internos que se presentaron sin previo aviso. Para sorpresa de Ferreira, dijeron que no habían visto nada raro. El auditor general, Manuel Sandberg Haedo, agregó que una psicóloga de la Escuela había hablado con el cadete para preguntarle por qué se daba de baja. La charla habría tenido lugar a las 11 de la mañana, pero, según la denuncia, los tormentos habrían terminado a las 14. “Le dijo a la psicóloga que extrañaba a un hijo de 15 días y que cuando el nene tuviera 1 o 2 años, volvería”, agregó el auditor general.

El informe forense habla de “dolores difusos”, “rodillas indoloras” y “una herida puntiforme” en la mano; pero no dice nada sobre hematomas ni fracturas. Roberto Cipriano, del Comité contra la Tortura de la Comisión Provincial por la Memoria, visitó al cadete a las 4 de la tarde de ayer y no opina lo mismo: “Estaba destruido, no paraba de llorar e incluso en un momento se desvaneció. Nosotros vimos hematomas que se estaban borrando y hay que tener en cuenta que después del agua helada es difícil que se noten los hematomas. Por eso no me llama la atención que por parte de la Justicia y la institución policial intenten encubrir el asunto. De hecho, le pidieron que no hiciera la denuncia".

¿Ud. ha visto como tratan a los aspirantes en San Luis?

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LA POLICIAL PARA LA PAZ

"Sin Policía no hay Justicia"

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