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23.8.10

El nepotismo que no quieren ver

Este es nuestro Estereotipo




¿Y por Casa Como Andamos?



Opinión


Según la Real Academia Española, nepotismo es la "desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos". En su acepción ampliada se extiende a los amigos y entenados, como ocurre en países con determinadas características -la Argentina entre ellos-, donde este tipo de vínculos tienen la misma fuerza que en la Sicilia de Mario Puzzo.

Justamente en la Argentina hubo una época, lejana, muy lejana, en que esta práctica, al igual que la corrupción, eran hechos condenables. El temor a la opinión pública, al deshonor y al descrédito hacía mella en los funcionarios. Eran otros tiempos, mucho antes de que el país se degradara propiciando la definitiva instalación del nepotismo que encuentra su caldo de cultivo en sociedades arcaicas, poco competitivas y cerradas. Donde en vez de la capacitación se premia la herencia y la lealtad. Algo que los argentinos conocemos de sobra.

En los países más adelantados existen, sin embargo, mecanismos que impiden la formación de estos tumores. Basta recordar la embestida opositora socialista que debió afrontar Nicolas Sarkozy en Francia cuando intentó designar a su hijo Jean, de 23 años, como presidente del organismo que administra La Défense, uno de los mayores barrios de negocios de Europa. El nombramiento, como era de esperar, fue rápidamente desestimado con la misma intensidad con que Sarkozy siguió bajando en las encuestas.

Menos quisquillosos, los argentinos acabamos de pasar por alto y sin chistar la última designación de la presidenta Fernández de Kirchner: el nombramiento, al frente de la corporación que administra el barrio más caro y fashion de Buenos Aires, Puerto Madero, de un militante de la violenta agrupación La Cámpora. En el nombramiento del joven economista Ivan Heyn lo que ha primado, a no engañarse, no es su curriculum sino la amistad.

Es amigo de Máximo, el hijo presidencial que ha trocado la política por los afortunados negocios familiares. Sin que eso implique abandonar a los suyos. Como a Virginia María García, una abogada de 32 años hermana de su novia Rocío, que comandará la AFIP de Río Gallegos, centro neurálgico de los negocios K. Su misión: "controlar" tanto las finanzas del matrimonio presidencial como las velocísimas fortunas de los amigos del poder.

Cualquiera que tenga memoria recordará el tenor de las críticas y ataques que los "progres" nativos les hemos dedicado a estos miniestados feudales o reinos de Taifa (en alusión a aquellos caóticos territorios que surgieron en España en el siglo XI con la descomposición del califato de Córdoba) que son propietarios de buena parte del país y han generado poderosas dinastías familiares. Las desventuras de los Saadi, las tribulaciones de Adolfo Rodríguez Saá, el muy salteño y profuso clan Romero. La dictadura juarista en Santiago del Estero o el desenfreno de los Romero Feris en Corrientes. Las infinitas reelecciones de Néstor Kirchner y los diez años de Carlos Saúl Menem y su interminable y activa parentela. Todos duramente enjuiciados no sólo porque daban motivos, sino porque además era políticamente correcto tratarlos así.

Siete años más tarde, enfrentamos un gobierno autodenominado "progresista" liderado por una pareja cuyas políticas populistas (legalizadas por lo más granado del oportunismo intelectual) son un calco de las que supimos enjuiciar. Hoy persisten las dinastías, el nepotismo y la corrupción. A los miniestados de antaño se agregan los protectorados de la era K. Los beneficiados por el presupuesto nacional. Aquellos por los que le gusta pasearse a Cristina a salvo de cualquier abucheo. San Juan, con los Gioja (un gobernador, un senador y un diputado) y la minera Barrick Gold, de cuyos intereses la familia reinante no es ajena. Tucumán, con el matrimonio José Alperovich y Beatriz Rojkes, un auténtico doble comando político y económico. Y por fin, Salta, donde el gobernador Juan Manuel Urtubey y su esposa, Ximena Saravia Toledo -ambos de noble cuna-, manejan la escena política en un símil "Príncipes de Asturias".

¿A quién puede sorprender que Néstor Kirchner, que en su momento sacó de la galera a Cristina para entronizarla presidenta, se disponga ahora a colocar a su hermana nuevamente en la carrera electoral? Considerada la mujer fuerte de la familia, doctorada en temas sociales en el Museo Social Argentino, siempre trabajó a la sombra de su hermano, que hoy busca capitalizar los 14.000 millones que ella administra.

Nada es nuevo de lo que aquí se dice, salvo la constatación del silencio cómplice de los autodenominados sectores progresistas.

Un gobierno que sólo condena el pasado, maquilla el presente, encona los ánimos contra los que no considera sus iguales y se rodea exclusivamente de amigos. Al mismo tiempo que estimula -y participa- de la creación de una nueva oligarquía que los incluye como verdaderos dueños del país. Si no fuera dramático, tanto descaro obligaría a una carcajada. © LA NACION

Sylvina Walger
Para LA NACION


  • 22Paturro

    23.08.1009:17

  • Como no tienen ni codigos, ni moral, ni verguenza, a la pareja no les importa lo que se piense de ellos. Siempre habra una "derecha oligarca" que tratara de impedir el desarrollo del "modelo", y con ese bastoncito siguen manipulando la verdad y la historia, mientras suman al pais en en un clima de odios y antagonismo intolerable. Nada parece detener a estos maestros de la dialectica. Pocas veces tan poca gente ha hecho tanto danio a tantos!! Por suerte nos queda el consuelo de la historia (Duce, Ceausescu, Noriega, etc)

  • 21danieltuc

    23.08.1009:14

  • Por fin una autocrítica del sector progre. Hace rato que me venia preguntando donde están toda esta gente que tanto les molestaba la corrupción del neoliberalismo, pero esa misma corrupción (a esta altura yo creo que peor) ya no les parece mala. La bruteza argentina de creer que los problemas son ideológicos y no culturales.
  • 20JMSoler

    23.08.1009:13

  • Lo 1º es la familia para el cargo publico, andá ameter a tu hna. o a la novia de tu hijo en una empresa privada, además tus socios te revientan. Acá hace rato que no hay control de idoneidad para ningún funcionario público y la corporaciós además de nepótica es amiguista o testaferrista. Oigan a los tecnicos mineros chilenos y comparen con los Jaimes, Recalde jrs. Etchegaray, etc.

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