"El fuego llegaba a la casa serpenteando como una víbora" |
Escrito por Redacción | |
25-09-10----11:18 | |
Lo dijo Pedro, quien vive en la localidad de Luján junto a Nélida hace 8 años. Ahora el miedo los hace pensar en irse. La pareja contó cómo soportó las cuatro noches de fuego. El ruido era ensordecedor, las llamas venían hacia la casa serpenteando como una víbora", recordó Nélida Machuca, la imagen que debió vivir durante cuatro noches seguidas porque alguien en Luján encendía terrenos contiguos a su vivienda para quién sabe qué o con qué fin. Fueron tan dramáticas las últimas noches en la localidad, que inclusive el esposo de ella, Pedro Vinci terminó internado con un pico de presión y dispuestos los dos a abandonar el pueblo, al que llegaron hace ocho años buscando paz. La seguidilla de incendios "intencionales", porque ya nadie en la localidad descarta que fueron prendidos con alguna mala intención, comenzó el miércoles de la semana pasada cuando quemaron una cuadra de terreno baldío céntrico y a los pocos minutos, un predio cercano a la Comisaría. Según informó la Policía de la localidad, la misma situación fue repetida el viernes en ese mismo predio, el lunes con dos nuevos focos de incendio: uno en el terreno del fondo de la Iglesia San Juan Bautista y otro contiguo al ex Vivero Luján y que abarcó en su recorrido unos 1.500 metros de la costa del Río. El martes provocaron un nuevo foco dentro de las propiedades continuas al ex Vivero, en zonas que quedaban sin quemarse. El del miércoles, último hasta el momento, quemó un terreno baldío de la propiedad de la familia Carreño. Los últimos tres fueron provocados en terrenos contiguos a las vivienda de estas dos personas ancianas, que vieron por tres noches seguidas su hogar invadido por bomberos, policías y vecinos de todos los puntos de Luján, que entraban y salían con palas, baldes y cuanta herramienta encontraban para luchar contra las enardecidas llamas, incentivadas por el viento. “El fuego del lunes pasó por atrás de la casa y agarró hasta el río, el martes a la noche del otro lado, era horrible y anoche (por el miércoles) empezó de nuevo como a las 8, pero en el último nosotros ya estábamos preparados con la camioneta en la puerta para irnos”, relató Pedro, que se mostró furioso con la situación: “Hay que pillarlos lo antes posible y si son menores de edad hay que darle una buena azoteadera y mandar a los padres a la cárcel”, agregó. Tanta bronca es entendible, el lunes Pedro terminó internado en el Hospital con un pico de presión de 21. “Daba tanto miedo las llamas y el ruido del viento, que terminamos internados. Junto a nosotros había otras familias con nenitos con respiradores”, comentó Nélida, desbordada por la situación. El miedo de ellos era el "ranchito", pensaban que a su edad iba a ser muy difícil volver a empezar. "La verdad no sabíamos qué rumbo íbamos a tomar", expresó ella. Pedro asegura que en ocho años que viven en Luján han visto incendios en los cerros, que inclusive solían sentarse en las reposeras a contemplarlos porque hasta se veían bonitos, pero algo así nunca imaginaron. “Anoche salí al atardecer y vi humo. Dije ¡ay Dios no puede ser, otra noche más!". A los pocos minutos -recordó Nélida- ya estaban todos los vecinos en la calle. Del otro lado las llamas que iban de nuevo hacia su casa y otra vez los bomberos y los vecinos que entraban con palas, baldes. “Parecía que las llamas se iban a llevar las casitas, la gente despavorida por las calles, el señor del frente que sacaba los animales a la calle”, recuerda espantada. Esa misma escena del miércoles, la vivieron el lunes y martes. Y los hijos que se desesperaban por ir a buscarlos: "Si siguen cerramos todo y nos vamos", le decían para tranquilizarlos. Comentaron que todos estos días lograban acostarse después de las 2 de la madrugada, pero igualmente les costaba conciliar el sueño por el nerviosismo y el susto, "cuando uno está con el corazón en la boca no puede dormir", explicó Nélida. Y agregó: “Le decía a Pedro que se acostara y descansara, que yo me quedaba atenta. Pero por suerte los vecinos siempre nos cuidaron mucho. Ayer me levanté a las dos a mirar si estaba todo bien y estaba el vecino del frente en la puerta que me dice acuéstese, quédense tranquilos que yo me voy a quedar de guardia hasta que amanezca”. |
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