en Web en Blog

25.12.11

¿RENACE EL ATAVICO ROMANTICISMO FASCISTA EN EL PERONISMO ?


El Gobierno y la prensa / La embestida oficialista

Para Sbatella, los medios pueden ser "terroristas"

Dijo que así lo contempla la ley sancionada ayer; Pichetto lo negó

El jefe de la Unidad de Información
 Financiera (UIF), José Sbattella, sorprendió ayer nuevamente al advertir que los medios de comunicación podrían ser alcanzados por la polémica ley antiterrorista que sancionó anteanoche la mayoría oficialista en el Senado.
Sbatella fue quien la semana pasada confirmó que esta ley podría servir para acusar de terroristas a quienes compren o vendan dólares y provoquen una "corrida bancaria o un golpe de mercado" mediante la fuga de depósitos. Ayer, durante un reportaje con la Radio La Red, enfatizó que los medios podrían ser acusados de "aterrorizar a la población" en caso de difundir noticias que puedan provocar un retiro masivo de depósitos. "La ley antiterrorista no es para perseguir, es para que no vuelva a pasar un golpe de mercado ", sostuvo Sbatella.
La postura generó una reacción del jefe del bloque de senadores del kirchnerismo, Miguel Pichetto, que desmintió a Sbatella: "Ninguna nota periodística puede ser considerada como una acción terrorista".
Altas fuentes del Gobierno deslizaron que también el ministro de Justicia, Julio Alak, discrepa profundamente con la interpretación jurídica de Sbatella.
"Eso es una locura total. La ley no dice eso, sino que aumenta las penas para quienes cometan el delito de terrorismo, y ese delito se tipifica según la Convención Internacional de Financiamiento de las Naciones Unidas, que la Argentina aprobó en 2005", dijo a LA NACION una alta fuente de la Casa Rosada que interactúa con la cartera de Justicia.
Según pudo saberse en el Gobierno, Alak prefirió no desautorizar en público a Sbatella, pero tiene la misma interpretación del delito de terrorismo que se estipula en esa convención de la ONU, que no contempla el castigo a quienes compren divisas, realicen corridas bancarias y publiquen movimientos financieros en los medios de comunicación.
La flamante norma incorpora un nuevo agravante en el Código Penal por el que se duplica la pena de cualquier delito que sea cometido con la finalidad de "aterrorizar" a la población o para "obligar a las autoridades públicas nacionales o extranjeras a realizar un acto o a abstenerse de hacerlo".
Esta ley, que se aprobó en el Senado con 57 votos a favor y 15 en contra, se sancionó junto con un proyecto que pena el uso indebido de información privilegiada de las empresas que cotizan en Bolsa, la manipulación de valores negociables, la captación no autorizada de ahorros públicos y el cohecho financiero. Ambas fueron requeridas por el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) a la Argentina.
En el mismo debate, que duró poco más de tres horas, se convirtió en ley una modificación al régimen penal tributario que actualiza los montos para sancionar los casos de evasión. Este último fue el único proyecto que contó con el respaldo opositor; en los dos anteriores, los distintos bloques se opusieron, al advertir que la definición de terrorismo es demasiado ambigua y que, por tal motivo, abre el paso a la criminalización de la protesta social.
"Las consultoras que miden inflación, ¿serán terroristas? La tapa de un diario, ¿será terrorista? Esto no es lo que está pidiendo el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI)", enfatizó la senadora Sonia Escudero (Compromiso Federal).
"Existe una postura unánime de firmeza contra el terrorismo y las actividades terroristas, pero esta ley significa un grave riesgo de criminalizar la protesta social y habilita una persecución penal contra las personas y organizaciones que luchan por la reivindicación de derechos", sostuvo, por su parte, el senador Rubén Giustiniani (FAP).
"Como está escrito, abre la puerta a la criminalización de la protesta social", coincidió el radical Ernesto Sanz, al señalar que la aplicación de la ley está dejada a la discrecionalidad de la Justicia.

EN VOZ ALTA

  • "La ley antiterrorista previene que un grupo de personas con gran poder económico inste a vaciar las reservas o aterrorice a la población"
  • "Los que generan eso son un núcleo muy reducido de operadores que luego difunden los medios"
  • "Cuando un medio se une a esas operaciones, eso es aterrorizar a la población"
JOSE SBATELLA

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El propio sistema de la monarquía parlamentaria constituía la principal traba para el éxito total de las ambiciones de Mussolini, ya convertido en primer ministro. Su objetivo ahora iba a ser el de pasar legalmente de esa situación a la dictadura personal, en otras palabras, el de utilizar la legalidad para acabar con la legalidad


De entre las acciones de especial importancia en el camino hacia la dictadura una iba a ser esencial. Antes de que se cumpliera un año de su ascenso a la presidencia del Gobierno propuso una reforma de la ley electoral que le permitiera perpetuarse en el poder. El proyecto preveía la sustitución del sistema proporcional por uno mayoritario en virtud del cual cualquier partido que obtuviera una mayoría de votos —siempre que no fuera inferior al veinticinco por ciento— se haría automáticamente con los dos tercios de los escaños de la Cámara. Cuando el proyecto fue presentado a la Cámara a inicios de junio y ésta lo pasó a una Comisión para que lo estudiara, quedó de manifiesto que la suerte que correría iba a depender del partido Popular de don Sturzo. Precursores de la democracia cristiana, los populares habían captado el peligro que significaba el fascismo y no se sentían inclinados a facilitarle la posibilidad de obtener una mayoría holgada. Para conjurar la posibilidad de que su proyecto fuera derrotado por la conjunción popular-socialista, Mussolini decidió entonces recurrir a la Santa Sede. El dirigente fascista había multiplicado en los últimos tiempos los gestos favorables al catolicismo y ahora ciertamente había llegado el momento de pasar factura. No quedó decepcionado. En un artículo aparecido en el Corriere d´Italia —un diario muy cercano a la Curia— monseñor Pucci instó a don Sturzo, jefe de la democracia cristiana, a que no se opusiera a la reforma electoral propugnada por Mussolini. Don Sturzo, a fin de cuentas un fiel hijo de la iglesia católica, se sometió a los deseos de la Santa Sede y presentó la dimisión como secretario del partido Popular.

Anónimo dijo...

http://www.webconferencia.net/discusiones-generales/la-libertad-de-prensa-y-peronismo-414872.html

;