Monsanto, Malvinas Argentinas y la polémica abierta
La semana pasada estuve por Córdoba Capital, hacía rato que no la visitaba, llevé a pasear a mi sobrina al Patio Olmos y nos cruzamos con una manifestación en contra de la instalación de Monsanto en la provincia. Mi sobrina curiosa como toda niña de 6 años comenzó a preguntarme qué pasaba, quienes eran y porqué protestaban.
Lo más difícil fue cuando le dije que se oponían a la instalación de una fábrica y ella me respondió, pero porqué se oponen si las fábricas dan trabajo, fue difícil la respuesta, así que le prometí que después se lo explicaría y la metí en el cine tapándole la boca con pochoclos. Creo que llegó la hora de responderle esa pregunta, aunque seguro que ella no leerá este artículo.
El debate está abierto, se mezclan conceptos tan distintos como producción, contaminación, responsabilidad empresarial, modificación genética, alimentos transgénicos, hambre, polución, estabilidad ambiental, enfermedades, ganancias, dinero, etc.
Poder aclarar el panorama ante discusiones tan heterogéneas es difícil, pero vamos a tratar de aclarar el panorama, presentar puntos a favor y en contra, usted lector decida qué está bien y qué no.
Se dice a favor
Está claro que para la gente de Malvinas Argentinas (localidad de la provincia de Córdoba) es importante la instalación de la empresa por las fuentes de trabajo que puede generar. Se habla de 400 puestos de trabajo directo y más de 1.000 de forma indirecta. En una población donde 7 de cada 10 hogares están por debajo de la línea de pobreza este no es un detalle menor.También lo económico nos trae otro de los puntos que se alegan a favor de la instalación de la empresa en la provincia de Córdoba. Las autoridades provinciales destacan la inversión de 1.500 millones de pesos, sí, leyó bien, 1.500 millones en esta planta productora de semillas de maíz.
Este último argumento se pega con el más polémico de todos, Monsanto ha sido sin lugar a dudas una de las hacedoras del boom agropecuario que vivimos, la empresa y la gran mayoría de los productores consideran que sus semillas transgénicas ayudan no sólo a una explosión económica, sino también a palear el hambre del mundo.
Se dice en contra
Pero, siempre hay peros en estos temas, lo que para algunos es positivos para otros es negativo. Hoy Argentina es el granero del mundo, pero no del estómago de los habitantes del mundo, sino de los animales de los países europeos y asiáticos y de los vehículos europeos que compran la mayor parte del biocombustible que producimos. “Quienes compran soja y derivados de soja en naciones alejadas de sus territorios cuidan así sus suelos, sus aguas y su salud, pues trasladan a los países productores –en este caso Argentina- todos los efectos negativos” dice el Dr. Raúl A. Montenegro, Biólogo y Presidente de FUNAM.Para producir un kilogramo de porotos de soja, por ejemplo, la planta utiliza entre 1.500 y 2.000 litros de agua. Graciela Cordone, del INTA Castelar, sostiene que en un barco cargado con 40.000 toneladas de soja se exportan 3.576 toneladas de nutrientes, casi el 10% del total. Si la carga es de trigo, lleva 1.176 toneladas, y si se trata de maíz, 966 toneladas. Esa misma investigadora graficó la pérdida: “Necesitaríamos 300 camiones para cargar los nutrientes que se exportan en cada barco”. Agregó que de cada tres unidades de nutrientes perdidas “solo se repone una”.
Estos argumentos son sólo algunos de los que se utilizan para oponerse a las semillas transgénicas y el boom del uso de glifosato, el plaguicida que patentó Monsanto y ha sido el gran responsable de los excelentes rindes que se observan en las cosechas.
La relación de Monsanto con su agroquímico, asociado a su patente de semillas RR (Round-up Ready) puso a la empresa en el centro de las críticas de ambientalistas. Los cultivos transgénicos no solamente implican pérdidas importantes de los nutrientes del suelo, y la exportación de “agua virtual” a otros países, sino también la dramática reducción de la superficie cubierta con ambientes nativos. Córdoba en este aspecto ocupa tristemente record mundial como la provincia qué más bosque nativo ha perdido en los últimos años.
De los 12 millones de hectáreas de bosque nativo que tenía esta provincia hoy sólo queda un 5%, con una tasa de desmonte que en el período 1998 – 2002 llegó a ser de -2,93%, la media mundial en ese período fue de -0,23%.
Para finalizar, no hay que dejar de lado lo simbólico, la instalación de la planta de Monsanto coincide con el juicio histórico que se está desarrollando en la provincia contra tres personas por aplicación ilegal de plaguicida, hay una causa aún mayor a las espera contra los mismos imputados que es por contaminación en contra del barrio Ituzaingó Anexo, que casualmente está a sólo 10 kilómetros de Malvinas Argentinas.
El debate está abierto y no está mal que las sociedades debatan estas cuestiones que involucran a toda la sociedad, no sólo a los directamente involucrados.
Por Damián Morais para http://agro.infoclima.com
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