Un especialista en la materia nos da una opiniòn muy autorizada,pero le preguntamos ¿Porque los accidentes en la Autopista de San Luis?
Esperamos que nos de su opiniòn porque preocupa mucho esta "experiencia" en San Luis
Más autopistas, menos accidentes
Por Guillermo Laura
En reiteradas oportunidades, LA NACION ha señalado desde sus editoriales la necesidad de construir autopistas: "La red vial, vehículo de integración" (7/7/01), "Defender la vida en las rutas" (30/12/06) y "La Argentina, en emergencia vial" (25/1/07) fueron notas que mantuvieron una consistente línea de opinión.
En el último artículo editorial mencionado se afirma: "Hay otras respuestas y ésas las dan los técnicos: la Argentina tiene, básicamente, las mismas rutas que en 1930 y falta construir autopistas, que previenen siete de cada ocho accidentes mortales".
Ello es así porque las autopistas están diseñadas para hacer físicamente imposibles los accidentes más frecuentes y graves a pesar de los errores e imprudencias de los conductores que, en los grandes números y por simple ley de probabilidades, son absolutamente inevitables.
Cada tipo de accidente tiene una solución específica en el diseño de la autopista, como pasamos a explicar:
1) Choque frontal: es el más grave. En nuestro país provoca el 66% de las muertes. Se evita porque las calzadas están físicamente separadas.
2) Choques en pasos a nivel y cruces con otras rutas: se evitan porque los cruces están a distinto nivel, lo que hace físicamente imposibles los choques.
3) Curvas peligrosas: se eliminan, debido a la ampliación de los radios de giro, lo que contribuye a evitar los vuelcos.
4) Cruces urbanos: se construyen circunvalaciones que bordean las ciudades.
5) Banquinas de barro: en las autopistas se pavimentan las banquinas con lo cual se evita el riesgo de morder la banquina y perder en consecuencia el control del vehículo.
6) Velocidades extravagantes: con radarización integral y logística policial se detiene al infractor.
7) Salida involuntaria de la calzada (despiste): se remueven los obstáculos fijos inmediatos a la calzada para mitigar impactos.
8) Animales sueltos: alambrado propio de la autopista.
9) Ciclistas: senderos especiales separados de la calzada.
10.) Niebla o hielo: detectores y cartelería variable para advertir al conductor.
Una autopista bien diseñada, bien operada y que cumpla con todas y cada una de estas condiciones, logra una drástica reducción de la mortalidad: siete de cada ocho muertes se evitan.
La Organización Mundial de la Salud advierte que entre 2000 y 2020, las muertes por accidentes viales descenderán un 27% en los países desarrollados y aumentarán un 80% en los subdesarrollados, que, a pesar de su menor índice de motorización, hoy ya soportan el 85% de estas muertes. La diferencia estriba en la calidad de la infraestructura.
El año 2007, declarado de la Seguridad Vial, es la oportunidad de poner en marcha la transformación de la red troncal nacional en verdaderas autopistas que además de brindar notable seguridad vial, integrarán el territorio, reduciendo los fletes y haciendo cada vez más competitiva nuestra economía.
El autor es abogado, presidente de la Fundación Metas para el Siglo XXI.
Fuente "La Naciòn"
Lo invitamos a darnos su punto de vista escribiendo a continuación.Cliquee "comments"
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Más autopistas, menos accidentes
Por Guillermo Laura
En reiteradas oportunidades, LA NACION ha señalado desde sus editoriales la necesidad de construir autopistas: "La red vial, vehículo de integración" (7/7/01), "Defender la vida en las rutas" (30/12/06) y "La Argentina, en emergencia vial" (25/1/07) fueron notas que mantuvieron una consistente línea de opinión.
En el último artículo editorial mencionado se afirma: "Hay otras respuestas y ésas las dan los técnicos: la Argentina tiene, básicamente, las mismas rutas que en 1930 y falta construir autopistas, que previenen siete de cada ocho accidentes mortales".
Ello es así porque las autopistas están diseñadas para hacer físicamente imposibles los accidentes más frecuentes y graves a pesar de los errores e imprudencias de los conductores que, en los grandes números y por simple ley de probabilidades, son absolutamente inevitables.
Cada tipo de accidente tiene una solución específica en el diseño de la autopista, como pasamos a explicar:
1) Choque frontal: es el más grave. En nuestro país provoca el 66% de las muertes. Se evita porque las calzadas están físicamente separadas.
2) Choques en pasos a nivel y cruces con otras rutas: se evitan porque los cruces están a distinto nivel, lo que hace físicamente imposibles los choques.
3) Curvas peligrosas: se eliminan, debido a la ampliación de los radios de giro, lo que contribuye a evitar los vuelcos.
4) Cruces urbanos: se construyen circunvalaciones que bordean las ciudades.
5) Banquinas de barro: en las autopistas se pavimentan las banquinas con lo cual se evita el riesgo de morder la banquina y perder en consecuencia el control del vehículo.
6) Velocidades extravagantes: con radarización integral y logística policial se detiene al infractor.
7) Salida involuntaria de la calzada (despiste): se remueven los obstáculos fijos inmediatos a la calzada para mitigar impactos.
8) Animales sueltos: alambrado propio de la autopista.
9) Ciclistas: senderos especiales separados de la calzada.
10.) Niebla o hielo: detectores y cartelería variable para advertir al conductor.
Una autopista bien diseñada, bien operada y que cumpla con todas y cada una de estas condiciones, logra una drástica reducción de la mortalidad: siete de cada ocho muertes se evitan.
La Organización Mundial de la Salud advierte que entre 2000 y 2020, las muertes por accidentes viales descenderán un 27% en los países desarrollados y aumentarán un 80% en los subdesarrollados, que, a pesar de su menor índice de motorización, hoy ya soportan el 85% de estas muertes. La diferencia estriba en la calidad de la infraestructura.
El año 2007, declarado de la Seguridad Vial, es la oportunidad de poner en marcha la transformación de la red troncal nacional en verdaderas autopistas que además de brindar notable seguridad vial, integrarán el territorio, reduciendo los fletes y haciendo cada vez más competitiva nuestra economía.
El autor es abogado, presidente de la Fundación Metas para el Siglo XXI.
Fuente "La Naciòn"
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